El robo a los trabajadores, quitado del ocasional fraude o los desfalcos meticulosamente orquestados, cuesta a los negocios de la US más de 50 billones anualmente. Pero jugar sucio, como las propias compañías, a menudo comienza poco a poco, y la investigación en ciencias psicológicas sugiere que cultivar sentimientos de gratitud puede animar a los trabajadores a contentarse con lo que tienen.
La investigación del pasado ha mostrado que los sentimientos de gratitud pueden aumentar el autocontrol, apoyar el intercambio equilibrado de recursos y mejorar nuestra habilidad para tomar decisiones finales que suponen demorar la gratificación a una fecha más lejana.
La gratitud puede funcionar también como una “virtud parental”, escribe el socio APS David DeSteno, un profesor de psicología de la Universidad Northeastern, que habló sobre su investigación en la revista Harvard Business Review.
“Creemos que la gratitud puede mejorar cierto tipo de acciones morales fuera de la esfera del intercambio –acciones que también se caracterizan por la necesidad de resistir la tentación a satisfacer una urgencia egoísta por la gratificación inmediata”, escribe el autor del estudio.
En el primero de dos experimentos sobre el tema, DeSteno y sus colegas hicieron que 156 estudiantes completaran un test de conocimiento general con un compañero de equipo afiliado (que en realidad era un miembro del equipo de investigación). Después, completaron una tarea de reconocimiento de palabras intencionadamente tediosa ellos solos. Mientras parecía que el ordenador estaba calculando sus resultados, los participantes fueron expuestos a una manipulación experimental intencionada para inducir un estado de ánimo particular:
En la condición de felicidad, el ordenador calculaba los resultados de los participantes como se esperaba, y pasaron el resto de minutos mirando y conversando sobre vídeos divertidos de animales y bebés. La condición neutra procedió de manera similar, con participantes que vieron un extracto de un documental de geología ligeramente menos excitante.
En la condición de gratitud, sin embargo, el ordenador parecía haberse estropeado y se informó a los participantes que necesitarían rehacer la tarea – Eso es, hasta que el afiliado “se metía con unos pocos cables” y consiguía que su resultado apareciera en la pantalla, dejando al participante con la impresión de que había escapado por los pelos de otro momento de aburrimiento.
En esta etapa del experimento, se decía a los participantes que necesitarían lanzar una moneda virtual para asignarse a ellos mismos aleatoriamente y a otro participante (ficticio) a dos tareas después de que los investigadores salieran de la habitación: un juego de números de 10 minutos o 45 minutos de retos matemáticos y problemas lógicos. Lo que no sabían los participantes era que la moneda estaba preprogramada para asignarles a ellos mismos a la tarea larga. En lugar de eso, para completar la tarea corta, ellos deberían mentir para conseguir 30 minutos de libertad.
Mientras que el 16 % de los participantes en las condiciones de felicidad y neutra mintieron de media, sólo el 2% de las personas en la condición de gratitud pusieron sus propias necesidades por encima de las de su supuesto co-participante. La prevalencia de mentir entre los participantes felices además sugiere que este efecto es específico de los sentimientos de gratitud, más que a un afecto positivo en general, continúan los autores.
También se averiguó que la gratitud disminuye la probabilidad de los participantes de mentir dependiendo del grado, aquellos que se clasificaban a ellos mismos como bajos en gratitud, mentían el 50 % de las veces, y los que se clasificaban como muy altos en gratitud sólo mentían en el 5 % de los ensayos.
“La gratitud que las personas sienten impacta directamente en su honestidad”, escribe el autor.
En un estudio de seguimiento de 141 participantes online, los investigadores hallaron que recordar momentos de gratitud de su pasado también reduce el deseo de los participantes de mentir sobre el lanzamiento de la moneda por conseguir una compensación extra. La gratitud fue útil una vez más para estimular la conducta ética, aunque los índices de mentir fueran más altos en general. Esto pudo ocurrir porque los participantes sabían que al mentir sobre su compensación no dañarían directamente a otro participante, escriben los investigadores.
Estos resultados sugieren que cultivar una cultura de gratitud puede servir como un efectivo “empujón de honestidad” ascendente en la educación y en el trabajo, infravalorando conductas deshonestas más que solicitando a los individuales a reprimir impulsos no éticos para evadir las consecuencias, un proceso más descendente.
“La gratitud podría funcionar sin ningún esfuerzo para cambiar las decisiones de las personas sobre el valor de mentir, y por tanto, cortar de raíz la conducta no ética con menos conflicto interno”, escribieron los autores.
DeSteno, D., Duong, F., Lim, D., & Kates, S. (2019). The Grateful Don’t Cheat: Gratitude as a Fount of Virtue. Psychological Science. https://doi.org/10.1177/0956797619848351